Soy todo lo que no me dejo ser.
No me permito sentir, realidad inexplicable que cada día instala mi cabeza en un sinfin de rpeguntas.
Hoy intenté dejarlo fluir, quise poner en mi cuerpo eso que reprimo tantas veces sin pararme a pensar un segundo que es lo que siento.
No me permito no conformarme, estar disconforme con lo que me pasa, con lo que tengo, no me permito ese sentimiento que dijeron es negativo, porque pretendo estar bien siempre, estar como mas lo disfruto.
No somos partes individuales, no somos pedazos de nosotros, no somos solo lo que nos gusta.
Somos un todo, unido, somos un todo mal formado, disconformes con lo que tenemos, pendiente de lo que no pasa.
Es dificilisimo estar feliz todo el tiempo, sostener la imagen de gratitud pura, satisfaccion diaria y felicidad espontanea.
No existe. No soy. No pretendo más eso.
Es un trabajo duro, pero también soy lo que no quiero, soy eso que mas aborrezco.
Soy lo que odian mis amigas y lo que odio de mi misma.
Soy la verguenza para mis padres y tambien la infaltable.
Soy lo que no permite vivenciar el enojo, lo que oculto cuando nadie me escucha.
Soy la buena consejera pero también la que se llena, puro desgaste de dar.
Soy la que no me permito ser, la que aborrezco por las mañanas y abrazo por las noches sola en mi cama.
Soy esa que se disgusta, la que se enoja, la que se controla, respira, medita, agradece, hace, crece.
Pero también soy la parte que no me gusta.
Soy la bronca de mi misma, el no sabor de mis comidas.
Soy entera, soy plena, soy esto, aquello.
Todo menos lo que no me gusta, porque eso no lo acepto.
Porque el cuento de aceptarse como es, cuesta cuando sale la vulnerabilidad hecha carne.
Cuesta aceptar la pena, la angustia, el enojo, la bronca.
Cuesta aceptar la manipulación y la victima que en mi vive.
Terminar siendo lo que aborrezco es diariamente desgastante.
Porque somos la parte que mas disfrutamos y también la angustia que pretendemos aceptar pero no aceptamos.
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